
Veo brotar mis macetas y sé que la primavera ha llegado. Corre de fondo por toda la casa. Y me encanta. Me eriza el pelo. Me conecta. Ante mi llega el vértigo de la rapidez con la que ha volado la primera parte del año. Pero decido no amargarme por esas cosas. Ni por ninguna otra. Lo decido. Ahora.
Es más decido usar toda esa fuerza...